Hacia un Nuevo Orden Internacional

Construyendo un futuro en paz y fomentando la cooperación entre naciones.

¿Por qué NI?

UN MUNDO EN CONTINUA CRISIS…….

Nunca antes el mundo del 2023 se encuentra ante tantas encrucijadas, que pueden llevarlo a la catástrofe o una situación irreversible de supervivencia para toda la humanidad. Esto, a pesar de los enormes avances tecnológicos, científicos que logra la humanidad, en terrenos como la economía digital, inteligencia artificial o en telecomunicaciones. Pero, ¿alcanzan para detener el deterioro irreversible de las condiciones de vida en el planeta (agua, comida, aire limpio)?

Temas profundos y estructurales como la migración o el cambio climático, el no logro de los Objetivos de la Agenda 2030 y más bien el aumento creciente de las brechas sociales entre Norte desarrollado y Sur global, conviven con ancestrales crisis, guerras y conflictos de distinto origen y naturaleza, como los que ocurren en Medio Oriente, Europa o Asia. Los grandes cambios de rumbo que requiere la humanidad, tardan en producirse. Los esfuerzos, no logran los niveles de reducción de gases con efecto invernadero necesarios, ni la disminución sustantiva de las tasas de deforestación, la contaminación marina, ni el logro de los objetivos de la Agenda 2030.

Si la situación ya era grave con la guerra en Ucrania (2022-23), la reciente complicación por el enfrentamiento entre Hamás y los israelíes en la Franja de Gaza, se inscribe en un clima global de más tensiones. En el terreno de la geopolítica internacional por la fase de “competencia entre poderes” que se vive entre superpotencias China, Rusia y EEUU. De otro lado, las diferencias político religiosas (pese a esfuerzos ecuménicos que realiza la Iglesia Católica y Ortodoxa) marcan una buena parte de la conflictividad, entre Oriente y Occidente, desde el Sahara, hasta el sudeste asiático.

Esto en un clima de retrocesos en materia económica y transición energética. Sobre esta última, aumento de precios petróleo, y de subsidios a combustibles fósiles[1], solo algunos países latinoamericanos han emprendido el camino hacia otras fuentes energéticas como el hidrógeno (mayormente Colombia y Chile), mientras Brasil y Guyana mantienen su apuesta por los combustibles fósiles.

El Medio Oriente no encuentra señales de paz, por el papel regional que juegan sunies y chiitas en una posible recomposición del denominado Eje de la Resistencia y el posible aumento de acciones terroristas en Occidente; en tal sentido, se debe tomar en cuenta el rol geopolítico de Irán respecto de Arabia Saudita, así como la tensa situación en Yemen. Este complejo panorama explica la urgencia del viaje de presidente Biden a Tel Aviv, para impedir la invasión terrestre a Gaza. Por las consecuencias para la estabilidad regional y mundial que representa la amenaza militar de Hizbollah en Líbano, o el aumento de tensiones en Cisjordania, es decir, la posibilidad de una escalada sin control.

Nunca antes nos habíamos enfrentado a tal nivel de confrontación en todos los niveles: de naturaleza global (intereses económicos y militares de China/EEUU), hemisférica (la guerra entre países de Europa Occidental y Europa del Este), regional o incluso bilateral, donde lo interméstico se mezcla con los asuntos de naturaleza global.  En este contexto, los principios e instrumentos clásicos del Derecho Internacional de 1945, no son útiles; o como refiere Anne Applebaum en The Atlantic: estamos diciéndole adiós al sistema de normas y valores multilaterales (carta de la ONU, Declaración Universal)[2]. Particularmente, en el caso de las normas del ius in bellum”, que componen el derecho internacional humanitario, mediante las Convenciones de Ginebra cuyo cumplimiento sigue el Comité Internacional de la Cruz Roja. Una pequeña luz en el túnel, es el acuerdo preliminar entre EEUU e Israel para permitir el ingreso de alimento y medicina a Gaza, a través de Egipto, aunque la gira del presidente Biden no ha logrado convocar una plataforma a los líderes regionales, para recomenzar una salida política al problema entre Israel y Palestina. 

En América Latina, persiste un clima de creciente inseguridad ciudadana, cuando el 80% de sus habitantes viven en ciudades. Las acciones exteriores de los gobiernos de Lula y López Obrador, tienen como objetivo tener un rol privilegiado en la conducción de la posición latinoamericana en asuntos globales. El presidente Lula de Brasil sufre un revés por el veto norteamericano en el Consejo de Seguridad de la ONU a la propuesta de resolución por la paz en Israel. Mientras, el 4/10, reuniones de Dpto. de Estado con autoridades de México para tratar migración, armas y drogas. Ambos países, tendrán reñidas elecciones presidenciales el 2024.

Mientras tanto, el principal problema de la crisis de la deuda[3] y la brecha en desarrollo constituyen los temas más urgentes del denominado Sur Global: revisión de los términos de intercambio y las inconsistencias de los TLCs para la pequeña agricultura latinoamericano, o el tema de los transgénicos. Necesitamos respuestas de fondo y no limitadas a ciertos instrumentos financieros (Cumbre Macron).

La política de Biden en la región sigue siendo reducida, tardía, burocrática, tensa y poco política. Desencuentros frecuentes con los gobiernos de México y Colombia, por diversos temas. Como lo reconoce el especialista Raun Benitez[4]. En el caso del Perú, su irresponsable apoyo a Boluarte, pese a lo que significa. Toma alguna distancia con Brasil, se acerca a Argentina por conveniencia.

La reciente visita de funcionarios chinos a la Argentina en momentos previos al desenlace electoral del 29 de octubre, muestran el enorme interés por tener un acuerdo swap para terminar con una severa crisis económica que se remonta al origen del peronismo, el militarismo de los 70 y un fuerte péndulo económico en las últimas tres décadas. Ante ello, EEUU no demora en autorizar a Dinamarca en venta de 24 F-16 a la Argentina. El reciente levantamiento de algunas sanciones a Venezuela, por parte del gobierno demócrata, en busca de concesiones del gobierno de Nicolás Maduro de cara a las elecciones del 2024 Pero también demuestran la poca legitimidad que estas tienen cuando en realidad se ponen en juego intereses geopolíticos de ese país en la región. Por último, las implicancias regionales del acuerdo de gobierno de Gustavo Petro con el Estado Mayor Central en Colombia, es punto positivo, pero del otro, las consecuencias de la división en el MAS en Bolivia, sobre el progresismo latinoamericano.

 

 

[1] Institute for Economics and Peace

[2] The Atlantic, “A World without Rules” October 10.

[3] Según el reciente reporte “Debt Relief for a Green and Inclusive Recovery” del Global Development Policy Center, son US$ 781 billones de deuda que deben ser restructuradas

[4] Del Centro de Investigación sobre América del Norte de la UNAM. https://www.thedialogue.org/analysis/how-well-are-the-u-s-mexico-cooperating/

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Ámbitos

TENDENCIAS EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES: GUERRAS, CRISIS Y BRECHAS.

¿Un Nuevo Orden Internacional? Vamos a intentar responder si estamos frente al surgimiento de un http://nuevordeninternacional.com/, ya en pleno Antropoceno en el que irrumpimos con una huella climática, contaminante y en deforestación. Estamos frente a un nuevo escenario post pandemia, el retorno de la confrontación comercial y bélica, atizado por el expansionismo de la NATO (ingreso de Finlandia y Suecia), luego de la cumbre de Lituania, aunque Ucrania no por ahora. Por su parte, los BRICS buscan aumentar su número con las solicitudes de Argentina y luego de Etiopía, para integrarse a este grupo de economías emergentes. ¿Estamos frente a alguna posibilidad de cambio hacia un sistema de seguridad alternativo o afrontamos el fortalecimiento de los viejos regímenes? El fin de la hegemonía de EE. UU, es acompañada de una forma curiosa de ser multilateral: anuncia su regreso a la UNESCO, pero sus acciones en Medio Oriente, África y América Latina son unilaterales. La reanudación de la guerra comercial entre EE.UU. y China , deja en medio de la pugna a otros bloques, como el europeo y los BRICS: deterioro del comercio internacional como consecuencia de las sanciones a Rusia, como lo señala la Novena Conferencia de países de Europa Central, Oriental y Sudoriental (CESEE). Mientras, Pekín usa medidas contra las sanciones (restricción exportación de materiales para semiconductores) que afectan principalmente a Japón y Corea. Pareciera que los intereses económicos prevalecen sobre los valores globales establecidos en la Carta de la ONU. Hay certeza en las dificultades para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, debido a cuatro factores: crisis climática, la guerra en Europa, la fragilidad económica global y los efectos de la pandemia . La economía demora en recuperarse, según cada país, por un lado, EEUU y China, por el otro UK demora en salir de la inflación y pérdida de control; en la era post Brexit, empresas UK invierten en el continente . La UE tiene pendiente suscripción de acuerdo comercial con ALC, que depende de los distintos intereses estratégicos de cada bloque, a pesar de los discursos de la sra Von der Leyen en su último viaje a la región (junio 2023). Europa desea equilibra r su posición frente a China y EEUU, ALC busca recursos frescos para enfrentar criminalidad, desigualdad y pobreza. Los lugares que producen tensión en el mundo siguen siendo los mismos, pero surgen nuevos. La confrontación en Palestina y los territorios ocupados, las acciones en Corea del Norte y el Estrecho de Taiwán, esconden un drama humanitario en otros lados. Vuelve a presentarse el síndrome del alza del armamentismo, que usualmente acompaña a una guerra. El negocio de las armas debido al conflicto en Ucrania sigue avante, Alemania se erige en el mayor exportador europeo, con ventas por 5,220 millones de euros mientras los miembros de la OTAN se comprometen a elevar su gasto hasta 2% del PBI. Algo similar ocurre con las exportaciones de armas procedentes de Israel, que el 2022 llegaron a US$ 12.5 billones, fundamentalmente a Europa . La OTAN realiza los mayores ejercicios aéreos de su historia, principalmente en cielos alemanes (10,000 hombres 250 aeronaves). Mientras, Ucrania ve obstaculizado su ingreso inmediato a la OTAN, el G7 le plantea un nuevo marco de seguridad. En otro plano, recrudecen los conflictos internos en Sudán y Libia en el Norte de África, con un profundo coste humanitario que no parece ser suficiente para llamar la atención de la comunidad humanitaria que enfrentan recortes de sus presupuestos. El retiro de las fuerzas de paz de Mali, revelan los límites de las misiones de paz de la ONU. Las tendencias planteadas por los organismos especializados en el clima (NOAA) , muestran que el cambio climático esta fuera de control, entre altas olas de calor en el norte y frentes polares en el sur: los niveles de alteración climática se manifiestan por todas partes, en el sur de Europa, en las sequías en Cono Sur y Escandinavia. Lo de Montevideo es lacerante. Las declaraciones de Antonio Guterrez, secretario general de la ONU, alertan en ese sentido, pero los gobiernos se ven inertes frente a la situación: crecimiento económico versus supervivencia. Tenemos el caso de la construcción del oleoducto petrolero de 1443 kms entre Uganda y Tanzania que dejará 100,000 desplazados climáticos y 325 millones de toneladas de dióxido de carbono en los próximos 25 años. África vive diversas crisis humanitarias en Libia, Sudán, Mali, entre otras. Parece estamos llegando al final de las operaciones humanitarias de la ONU. Otros ámbitos de la vida humana comprometidos, son los de la salud, la seguridad y soberanía alimentaria, la creciente brecha Norte Sur y el definitivo incumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los grandes “think tanks” -como la Rockefeller Foundation- se lavan la cara mediante fríos indicadores: vacunas donadas, almuerzos y agricultores atendidos y CO2 evitado. Pero la situación empeora. Es el caso de países como Mali y Chad en África Occidental y Central, que sufren su peor crisis alimentaria en una década: 47.2 millones de personas en riesgo . En el caso de América Latina, se produce un deterioro progresivo del sistema democrático, no solo por amenazas, confrontaciones entre populismo y Estado de Derecho y creciente corrupción, sino sobre todo por los problemas no resueltos (inequidad, marginación y pobreza) en una incesante rueda de décadas perdidas. La (des) atención a las migraciones (Venezuela, Haití) se deteriora aquí y más allá. Se asienta una forma de interferencia política en el desarrollo de procesos electorales (Guatemala), que cae bajo el rubro de lawfare. La diplomacia formal de nuestros Estados se separa con mayor fuerza del dramatismo de fronteras, intereses geopolíticos de los centros políticos, y una endeble situación de derechos humanos en el hemisferio.

RELACIONES EN AMERICA LATINA. ENTRE BRUMAS E INCERTIDUMBRES.

Las relaciones internacionales en y desde América Latina, están caracterizadas por una serie de componentes, positivos, regulares y otros no tanto, que configuran una región con múltiples problemas no atendidos (brechas, paralización del crecimiento, deforestación). De otro lado, la región sigue siendo impactada negativamente en materia económica (contracción, decrecimiento, caída de salarios, inflación), energética y alimentaria por los efectos de la guerra en Europa y el sistema desproporcionado de sanciones impuestos por los diversos actores intervinientes. Por otro lado, América Latina y el Caribe han pasado a ser territorio en disputa en la nueva lucha por las hegemonías mundiales. En ese sentido es notorio el avance de la posición de China respecto a un retroceso evidente de los EE. UU, en materia comercial, económica y política. El débil gobierno peruano y su reciente inicio de ejercicios Resolved Centinel 2023, y una Colombia más distante, aunque aún aliada estratégica extra OTAN, son la excepción. En la proyección internacional, salvo la presencia del presidente Lula en el G-7 de Hiroshima, el resto de participaciones como las de Argentina o México todavía están lejanas. Aun así, América Latina es aun un actor periférico en las grandes ligas internacionales. La primera, esta imbuida en sus esfuerzos por conseguir algo de flexibilidad en el servicio de la deuda externa, y el segundo apunta al fortalecimiento de relaciones más equitativas con el resto de América del Norte. Siendo, así las cosas, se viene la Cumbre UE CELAC (17/18 de julio), luego de ocho años de ausencias, desencuentros y distanciamientos entre los 27/33 actores en cada espacio, respectivamente. Sin embargo, no todo ha sido positivo pues nuevamente Brasil ha expresado su disconformidad con la forma como BRUSELAS plantea procedimientos unilaterales de carácter ambiental (estándares europeos en materia ambiental), como son las certificaciones de exportaciones como la madera, café o cacao, que sin duda repercutirán y harán más onerosas las operaciones comerciales desde nuestra región. Entre los principales temas en la agenda, el apoyo a la Carta de la ONU, el refuerzo de relaciones políticas, la aceleración del mecanismo Global Gateway (que prevé inversiones por 300,000 millones de euros en LAC y África). Lamentablemente, las negociaciones parecen no haber llegado a consensos, por tanto, no habrá declaración resultante, ni tampoco un acuerdo definitivo entre los dos bloques. En la primera semana de julio (6/8) se realizó la cita técnico científica en Leticia, Colombia, preparatoria de la Cumbre Amazónica del próximo mes de agosto (8/9). Asistieron los presidentes Petro y Lula, quienes se dan cuenta de la magnitud del desafío. En lo que respecta frente a la Amazonía, estamos ante un punto de no retorno (el 1.5 grados como límite en el aumento de temperatura y no llegar al 20% de destrucción del bosque tropical amazónico, siendo que estamos en 17%). Por su parte Colombia ha propuesto el canje de deuda por naturaleza a la que no se han negado en principio los interlocutores europeos. Sin embargo, las posibilidades de llegar a un consenso intra amazónico no serán fáciles: frente al protagonismo de Colombia y Brasil, ni Ecuador, Perú, Bolivia o Venezuela, están preparados para llegar con el mismo ímpetu. Por otro lado, el calendario electoral latinoamericano ve aproximar el caso de Ecuador, Guatemala y Argentina. En el primer caso, el presidente Lasso intenta ganar las elecciones luego de su cierre de la Asamblea, en el caso de Guatemala los intentos de un juzgado por cortar la participación en segunda vuelta de Bernardo Arévalo (quien compite contra la ex primera dama Sandra Torres), finalmente revertido por la Corte Constitucional; y en el caso argentino y venezolano, las próximas definiciones de candidaturas en las primarias de los partidos intervinientes. El fantasma del “lawfare” sigue presente en el calendario político y electoral latinoamericano: desde México, hasta el Cono Sur. Nos referimos a los esfuerzos hechos para lograr un objetivo político, mediante el uso de medios legales, jurisdiccionales o legislativos. Esto implica el creciente involucramiento de los Poderes Judiciales en asuntos políticos (incluso atenta contra el propio Trump o Bolsonaro que reciben sendos procesos o sentencias judiciales que anulan sus posibilidades de relección), en todos los confines del hemisferio se produce la confrontación entre liberalismo democrático y populismo autoritario sobre las diferencias en materia de DDHH, seguridad, justicia, entre otros. De hecho, en el hemisferio ocurren varias tensiones en materia de goce de derechos, afectados por gobiernos de todo pelaje político: la protesta en el Perú, las minorías mapuche en Chile, las garantías procesales en El Salvador, o el derecho a elegir en Guatemala, por citar algunos ejemplos más notorios. Por el lado de otros gobiernos de índole progresista latinoamericanos, son recurrentes los problemas con una prensa no tan independiente y con las Asambleas Nacionales, especialmente en materia ambiental y de protección de indígenas amazónicos (Colombia, Brasil).

Asuntos Regionales

La perspectiva regional ha cedido frente a los impulsos individuales y descoordinados de los actores políticos con vocación internacional, como México de López Obrador o el Brasil de Lula. Las plataformas multilaterales como la OEA, MERCOSUR y otros, están en un período crítico para su supervivencia, expuestos a dependencias políticas y restricciones presupuestales.

Asuntos Nacionales con Relevancia Internacional

Cotidianamente se producen diversos eventos políticos, sociales o económicos en los ámbitos nacionales, con trascendencia internacional. Desde procesos electorales, incidentes políticos, o una alta conflictividad social y/o política. Es importante tener un debido mapeo de estas situaciones.

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