RELACIONES EN AMERICA LATINA. ENTRE BRUMAS E INCERTIDUMBRES.


Las relaciones internacionales en y desde América Latina, están caracterizadas por una serie de componentes, positivos, regulares y otros no tanto, que configuran una región con múltiples problemas no atendidos (brechas, paralización del crecimiento, deforestación).

De otro lado, la región sigue siendo impactada negativamente en materia económica (contracción, decrecimiento, caída de salarios, inflación), energética y alimentaria por los efectos de la guerra en Europa y el sistema desproporcionado de sanciones impuestos por los diversos actores intervinientes.

Por otro lado, América Latina y el Caribe han pasado a ser territorio en disputa en la nueva lucha por las hegemonías mundiales. En ese sentido es notorio el avance de la posición de China respecto a un retroceso evidente de los EE. UU, en materia comercial, económica y política. El débil gobierno peruano y su reciente inicio de ejercicios Resolved Centinel 2023, y una Colombia más distante, aunque aún aliada estratégica extra OTAN, son la excepción.   

En la proyección internacional, salvo la presencia del presidente Lula en el G-7 de Hiroshima, el resto de participaciones como las de Argentina o México todavía están lejanas. Aun así, América Latina es aun un actor periférico en las grandes ligas internacionales.  La primera, esta imbuida en sus esfuerzos por conseguir algo de flexibilidad en el servicio de la deuda externa, y el segundo apunta al fortalecimiento de relaciones más equitativas con el resto de América del Norte.

Siendo, así las cosas, se viene la Cumbre UE CELAC (17/18 de julio), luego de ocho años de ausencias, desencuentros y distanciamientos entre los 27/33 actores en cada espacio, respectivamente. Sin embargo, no todo ha sido positivo pues nuevamente Brasil ha expresado su disconformidad con la forma como BRUSELAS plantea procedimientos unilaterales de carácter ambiental (estándares europeos en materia ambiental), como son las certificaciones de exportaciones como la madera, café o cacao, que sin duda repercutirán y harán más onerosas las operaciones comerciales desde nuestra región.  

Entre los principales temas en la agenda, el apoyo a la Carta de la ONU, el refuerzo de relaciones políticas, la aceleración del mecanismo Global Gateway (que prevé inversiones por 300,000 millones de euros en LAC y África). Lamentablemente, las negociaciones parecen no haber llegado a consensos, por tanto, no habrá declaración resultante, ni tampoco un acuerdo definitivo entre los dos bloques.

En la primera semana de julio (6/8) se realizó la cita técnico científica en Leticia, Colombia, preparatoria de la Cumbre Amazónica del próximo mes de agosto (8/9). Asistieron los presidentes Petro y Lula, quienes se dan cuenta de la magnitud del desafío. En lo que respecta frente a la Amazonía, estamos ante un punto de no retorno (el 1.5 grados como límite en el aumento de temperatura y no llegar al 20% de destrucción del bosque tropical amazónico, siendo que estamos en 17%). Por su parte Colombia ha propuesto el canje de deuda por naturaleza a la que no se han negado en principio los interlocutores europeos. Sin embargo, las posibilidades de llegar a un consenso intra amazónico no serán fáciles: frente al protagonismo de Colombia y Brasil, ni Ecuador, Perú, Bolivia o Venezuela, están preparados para llegar con el mismo ímpetu.   

Por otro lado, el calendario electoral latinoamericano ve aproximar el caso de Ecuador, Guatemala y Argentina. En el primer caso, el presidente Lasso intenta ganar las elecciones luego de su cierre de la Asamblea, en el caso de Guatemala los intentos de un juzgado por cortar la participación en segunda vuelta de Bernardo Arévalo (quien compite contra la ex primera dama Sandra Torres), finalmente revertido por la Corte Constitucional; y en el caso argentino y venezolano, las próximas definiciones de candidaturas en las primarias de los partidos intervinientes.

El fantasma del “lawfare” sigue presente en el calendario político y electoral latinoamericano: desde México, hasta el Cono Sur. Nos referimos a los esfuerzos hechos para lograr un objetivo político, mediante el uso de medios legales, jurisdiccionales o legislativos. Esto implica el creciente involucramiento de los Poderes Judiciales en asuntos políticos (incluso atenta contra el propio Trump o Bolsonaro que reciben sendos procesos o sentencias judiciales que anulan sus posibilidades de relección), en todos los confines del hemisferio se produce la confrontación entre liberalismo democrático y populismo autoritario sobre las diferencias en materia de DDHH, seguridad, justicia, entre otros.

De hecho, en el hemisferio ocurren varias tensiones en materia de goce de derechos, afectados por gobiernos de todo pelaje político: la protesta en el Perú, las minorías mapuche en Chile, las garantías procesales en El Salvador, o el derecho a elegir en Guatemala, por citar algunos ejemplos más notorios.  Por el lado de otros gobiernos de índole progresista latinoamericanos, son recurrentes los problemas con una prensa no tan independiente y con las Asambleas Nacionales, especialmente en materia ambiental y de protección de indígenas amazónicos (Colombia, Brasil).   




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