Por. Ricardo Soberón, analista
Este año se cumplen 75 años de la creación de la OTAN, en circunstancias en las que esta alianza de seguridad no solo no ha podido garantizar la seguridad transatlántica, sino que se ha puesto en el mayor riesgo existencial al tener que afrontar política, doctrinaria y operativamente, dos escenarios de riesgo en simultáneo, además de otras múltiples amenazas menores (yihadismo, crimen organizado, la seguridad ambiental). Es un momento de mucha desestabilización y recomposición en el frente político y diplomático. Un primer escenario, para el mayor contribuyente en términos de seguridad (EE. UU.), que es la predominancia económica comercial financiera y progresivamente más en términos de cooperación militar por parte de China, así como los evidentes acercamientos entre ésta con Rusia, Irán, y Corea del Norte. La visita de presidente Putin a Corea del Norte se basa en temas de cooperación y apoyo tecnológico, así como intercambio de mano de obra. Esta recomposición representa una rivalidad sin precedentes que no se vio antes en lo más álgido de la primera guerra fría (1945-1991).
El segundo peligro, se refiere a los acontecimientos como vienen ocurriendo en Ucrania, la posición cada vez más dura de Rusia y una evidente escalada de los discursos y prácticas. Esto es la posición político militar de Rusia frente al claro expansionismo de Bruselas. Vienen los recuerdos a los 80 años del desembarco de Normandía cuando tropas alemanas aún estaban en suelo ruso. Convergencia de 25 mandatarios occidentales, incluido el de Ucrania. En Polonia, el primer ministro Donald Tusk habla de una “preguerra”, mientras las recientes elecciones dibujan un horizonte sombrío para el liberalismo europeo.
El 2024 nos muestra que estamos frente a una situación real de policrisis, concepto acuñado en 1993 por Edgar Morin y Anne Brigitte Kern[1] y que fuera usado el 2016 por Jean Claude Juncker ex presidente de Comisión Europea. Se refiere a la combinación de crisis globales interrelacionadas[2]. Estamos frente a un mundo menos estable, más imprevisible y lo más inverosímil es el rol de Biden, de la OTAN y de la UE que siguen atizando el fuego.
Un análisis objetivo de los acontecimientos que ocurren a nivel regional europeo nos señala con claridad que se está dando la profundización del belicismo en la aproximación a las relaciones internacionales: así lo señalan no solo el proceso de expansión política mismo de la OTAN como organización de “seguridad colectiva” hacia formas de hegemonismo, como lo demuestran las últimas maniobras militares en la zona del Báltico y el Ártico, la presión militar que estas ofrecen. Según el Instituto de Economía y Paz[3], el 2023 hubo 56 conflictos, 92 países estuvieron involucrados y se produjeron un total de 162,000 muertes; se nota la caída del nivel de paz a nivel global (ver Índice de Paz Global). Solamente con relación al conflicto en Ucrania, se ha dado una escalada sin precedentes: ataque a campo de entrenamiento de Yavorov y a dos centros de detección temprana de defensa nuclear (Armavir y Oremburgo), muestran la intención de la OTAN y de EE. UU. de poner a prueba las capacidades. Asimismo, la autorización para uso de sistemas de armas en territorio ruso.
Norteamérica enfrenta disyuntiva ante una posible relación aislacionista si en noviembre de este año triunfa Trump (“America first” and “make America great again”); ¿cuáles son los riesgos del excesivo aislamiento al que se podría someter una segunda administración de Trump? Por lo pronto, se podría reflejar en un relativo abandono de los asuntos europeos. Mientras, el Rey Felipe pide que Europa recupere su posición en el tablero geopolítico y geoeconómico global[4], mientras que Mario Draghi ex presidente del Banco Central Europeo, señala que las relaciones geopolíticas y las relaciones internacionales se están deteriorando. La verdad es que Europa está perdiendo capacidad de decisión.
Del otro lado se suceden eventos importantes en el escenario internacional. La realización de Foro Económico Internacional, con presencia de representantes de 130 países. Inauguración por Putin. El Día de la Victoria el 9 de mayo. El fin de semana de mediados de mayo dio lugar la denominada Cumbre de la Paz, sin la presencia de Rusia y China, para discutir un documento de 10 puntos propuesto por presidente Zelensky. 78 países firmaron el documento final (India, México, Arabia Saudita, Brasil, Emiratos Árabes y Tailandia no lo hicieron). Lo curioso es que se promueve esta “Cumbre”, cuando el gasto nuclear ha aumentado en 13.4% el 2023. Tampoco la propuesta del presidente Putin ha merecido la atención de EE. UU ni Europa Occidental. Por la parte latinoamericana, tanto el presidente Lula, como Petro de Colombia, han decidido ausentarse de Burgenstock por tratarse de una conferencia cuyos resultados están predeterminados.
La reunión del G 7 en la Italia de Georgia Meloni y los “Hermanos de Italia” constituye un refuerzo de las ideas conservadoras como la protección de fronteras, y belicistas en favor de Ucrania. La suscripción de acuerdos bilaterales con Ucrania, intentan generar una red artificial, ya que esta no puede ingresar a la OTAN. Pero, sobre todo, está dirigida a afianzar los vínculos alrededor de Ucrania, con decisiones provocadoras como la reciente amenaza por parte del G7 de usar los activos rusos que se encuentran congelados.
Lo cierto es que la ruta para el resto del mundo, el multilateralismo activo avanza a paso lento, pero firme. Con la aparición de nuevos actores internacionales, desde el 2015, la Unión Económica Euroasiática (UEE), como asociación económica de integración, que incluye a Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazyguistán y Kirguistán. Ahora nos encontramos frente a un quinteto de mega potencias geoeconómico-políticas actuales:
- China, Rusia, India (Barath), EUA, UE.
- Tríada de macro potencias emergentes: Turkiye, Kazakhstan, Vietnam.
- Posibles mega geo-unidades futuras;
Unión Económica Euroasiática (EAEU, Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kazakhstan, Kyrgistan). - Confederación de Naciones del Extremo Oriente (China, Mongolia, Coreas, Japón).
- Federación de Países Indostánicos (India, Nepal, Bután, Bangladesh, Pakistán, Afganistán, Sri Lanka, Maldivas)
Unión Panárabe (desde Irak hasta Mauritania, 22 países).
Federación de Naciones Turkofonas (Turkiye, Azebaijan, Asia Central. Xingiang (China). - Asociación Económica del Sureste Asiático (ASEAN, 12 países).
Confederación Suramericana de Naciones (COSUNA 4 federaciones, Andina-FEDAN, Amazõnica-FEDAM. Orinoquia-FEDOR, Platense-FEPLA). - Unión Europea (todos los países de Europa Occidental).
EUA /Canadá. - Confederación Azteca-Maya: México, Centro América, Caribe.
En definitiva, el mundo atraviesa momentos inquietantes; no es el momento de permanecer callados en la escena global. Debemos decir No a falsos discursos hegemónicos y escuchar más y mejor las voces de otros colectivos nacionales.
[1] Libro Tierra y Patria.
[2] Informe de Riesgos Globales.
[3] https://www.economicsandpeace.org/wp-content/uploads/2024/06/GPI-2024-web.pdf
[4] https://www.abc.es/espana/casa-real/rey-insta-europa-recuperar-conversacion-momento-juega-20240614121149-nt.html