CUMBRE CHINA CELAC: ¿PROBLEMA O POSIBILIDAD?

Por: Ricardo Soberón.

La IV Reunión Ministerial del Foro China CELAC que se realiza para conmemorar el décimo aniversario de su creación, se convierte en un escenario privilegiado en el actual momento de las relaciones internacionales globales. En medio de una guerra arancelaria, desatada e impulsada por el errático mandatario americano, se realiza una nueva versión de la Cumbre China CELAC, que reúne a grandes socios comerciales. Entretanto, Trump se dirige al Golfo Pérsico para fortalecer su alianza con los emires del Golfo Pérsico en Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes, particularmente en el campo militar e inmobiliario. En el 2024, el comercio entre China y América Latina llegó a los US$ 519,000 millones, lo que da cuenta de su valor estratégico para ambos actores. Como dijo Xin Jing Ping en la inauguración de la Cumbre: “La intimidación o el hegemonismo solo conducen al autoaislamiento”[1]. En la actualidad, China tiene una red de acuerdos de cooperación con las dos terceras partes de la comunidad hemisférica. Solamente con Brasil, ha suscrito convenios para producir combustible de aviación sostenible, así como investigación conjunta en energía renovable y almacenamiento.

En circunstancias que los dos grandes competidores parecen llegar a un acuerdo comercial con reducciones parciales (de 145 a 30 y de 125 a 10% respectivamente), empezando por una tregua de 90 días[2].  Se produce un inmediato repunte de las bolsas[3]. Sin embargo, esto más que un acuerdo parecería ser una definición final en favor de China. Pero, así como Europa debe entender que se produce el desenganche de EE. UU en materia de seguridad, América Latina le cuesta entender que se encuentra a medio camino de los dos gigantes geopolíticos y económicos. Hay varios proyectos en cartera: una vía ferroviaria desde Brasil al Pacífico, inversiones petroleras en Venezuela y la inclusión de Colombia en la Ruta de la Seda. Mientras EE. UU predomina la incertidumbre y la sorpresa, Beijing apunta a la calma y la paciencia, aunque no ha dudado en afirmar el aumento de las importaciones procedentes de América Latina y el Caribe. ¿Qué le ofrece el gigante chino a la región? Una salida aún incierta al proteccionismo comercial y la hegemonía política de Trump. Por lo pronto ha ofrecido una línea de crédito por US$ 9,200 millones (en yuanes), para el desarrollo del hemisferio.

Es de notar una declaración del viceministro de RREE, Miao Deyu: “El objetivo de los pueblos de América Latina y el Caribe es construir su propia patria, no ser el patio trasero de ningún otro país”[4]. Además, China considera a América Latina y el Caribe como parte del Sur Global, junto con los otros miembros de los BRICs. Sin embargo, no es del todo correcto la idea que EE. UU usa retórica política nacionalista y securitista, mientras que Beijing firma contratos comerciales de largo plazo. Esta idea está presente en el imaginario de algunos think tanks latinoamericanos, pero los hechos recientes demuestran que EE. UU bajo el mando de Trump ha asumido una posición más ofensiva.

Un análisis de las acciones ofensivas de Washington en Argentina respecto a un puerto en Río Grande, la posibilidad de una instalación militar en Ushuaia, y el establecimiento de tecnología de observación en la Antártida, así como el mega telescopio en el Atacama chileno, el puerto de Chancay en Perú y el uso del Canal de Panamá, demuestran que Washington ha desplegado todo su poder diplomático en la región. Frente a ello, el mandatario chino reafirmó la defensa de la soberanía de los países.

Es notoria la presencia de los presidentes Lula, Petro y Boric, cada uno con sus problemas y limitantes de proyección internacional. En el caso de Petro, una evidente disputa entre Presidencia y su cancillería, pese a ocupar la secretaria pro tempore de la CELAC[5]. Sin embargo, cada uno ha expresado un interés particular por una fórmula de asociación bilateral con el gigante asiático, que incluyen la Ruta de la Seda, como es el caso colombiano lo que pudiera acarrear una próxima desertificación por parte de Trump. El significado de la ausencia de México radica en la importancia de ser socio privilegiado de EE. UU hace entender la ausencia de la presidenta Sheinbaum, aunque este país puede beneficiarse de una nueva versión del nearshoring o relocalización de actividades económicas e industriales[6]. El mandatario chileno habló de autonomía estratégica para la región. Por su parte el Canciller peruano -que no participó- anuncia el principio de neutralidad constructiva, para mantener las relaciones peruanas, tanto con EE. UU como con China, lo que aún debe de materializarse en forma más visible. Aunque se observa una disminución de la influencia de EE. UU en América Latina, ésta no puede darse el lujo de distanciarse definitivamente de ninguno de los dos gigantes.

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[1] http://cnnespanol.cnn.com/

[2] https://www.bbc.com/mundo/articles/cx2jnr731ewo

[3] https://cnnespanol.cnn.com/mundo/live-news/acuerdo-china-estados-unidos-aranceles-noticias-trax

[4] https://larepublica.pe/economia/2025/05/13/china-desafia-hegemonia-de-eeuu-en-america-latina-no-es-el-patio-trasero-de-nadie-hnews-673790

[5] https://www.lasillavacia.com/silla-nacional/entre-china-y-ee-uu-el-giro-de-petro-hacia-pekin-se-da-a-espaldas-de-la-cancilleria/

[6] https://www.proceso.com.mx/reportajes/2025/5/11/la-guerra-arancelaria-trump-china-revive-la-esperanza-economica-de-mexico-350884.html

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