Por Ricardo Soberon
Los sucesos en Gaza a partir del Plan de 20 puntos propuesto por el presidente Trump, han dejado temporalmente la evolución de los acontecimientos en Ucrania en un segundo lugar, y dejan una incógnita: ¿Cuál puede ser la influencia del relativo éxito de Trump en Gaza sobre el escenario europeo?
Puede significar una nueva iniciativa para reagrupar a Europa y EE. UU en el frente diplomático, pero al mismo tiempo, parece haberse caído -entre la opinión pública norteamericana- la idea que la situación en Ucrania constituye una amenaza a la seguridad de los EE. UU. Por otro lado, puede significar, fortalecer la política doméstica de Trump a partir del “Make America Great Again”. En una pregunta que se les hace a tres fuentes de Inteligencia Artificial (Depseek, Mistral y ChatGPT), las posibilidades de paz son diminutas (hasta 15%)[1].
Mientras tanto, este conflicto sigue sus tendencias recurrentes. Por un lado, continua la ofensiva rusa en las regiones del Donbas; la respuesta ucraniana se da a través de ataques aéreos con drones en instalaciones gasíferas rusas seguidos de la retaliación rusa sobre blancos en zonas urbanas y rurales ucranianas, así como sobre su infraestructura energética a puertas del invierno europeo. Por otro lado, se produce una escalada de discursos y tweets procedentes de Washington que incluyen la amenaza velada de enviar misiles de largo alcance a la contraparte ucraniana
Los intentos de un alto al fuego posteriores a la Cumbre de Anchorage, Alaska, de agosto entre los presidentes Trump y Putin, parecen haberse desvanecido pues no han aterrizado en propuestas concretas por la imposibilidad de llegar a acuerdos sustantivos entre el despliegue de fuerzas extranjeras en territorio ucraniano, la cuestión de las garantías de seguridad, así como las amenazas virtuales de la Casa Blanca de nuevas sanciones a Rusia. Por su parte los países europeos intentan poner bajo sus hombros el apoyo militar a Ucrania, pero con serias limitaciones. La puerta queda aun abierta para una posible reunión tri lateral entre Trump, Putin y Zelensky, con agenda aún por acordar, pero -aunque los resultados de Gaza digan lo contrario-, lo cierto es que la diplomacia personal de Trump parece haber llegado a su límite.
En el plano interno, el gobierno de Kiev sufre las consecuencias del mantenimiento prolongado de la ley marcial y el hecho que esa situación permite la comisión de diversos grados de corrupción. Esto ha producido el incremento de las movilizaciones ciudadanas en contra de la cooptación de agencias gubernamentales anticorrupción, por parte del gobierno. Un escenario así no es bien visto en los organismos comunitarios europeos, que lejos de tener un estado fuerte transparente, pueda sucumbir a una forma semiestatal como la de Bosnia o Kosovo. Tampoco es bien visto a nivel de los estados centro europeos que anteriormente acogieron las oleadas de refugiados ucranianos y que ahora se preocupan por la evolución de los acontecimientos. En países como República Checa, Eslovaquia e incluso en Polonia y Hungría, el apoyo al éxodo ucraniano viene disminuyendo y contrariamente el apoyo a un acuerdo de paz, va aumentando. Además, el costo económico de la reconstrucción de Ucrania no parece estar en la mente de los que responden las encuestas, que tienen ya sus propias cargas económicas (aumento de presupuestos de defensa, gastos por la acogida de los refugiados).
En el plano estrictamente militar hay tres cuestiones que se le critica a Zelensky. Primero, los errores cometidos el 2023 con la primera ofensiva apoyada totalmente por la OTAN y EE. UU, que pretendió realizar a lo largo del frente de batalla -lejos de concentrarse en zonas puntuales- ocasionó su escaso éxito. Similarmente ocurrió con el posterior ataque a Kursk bajo el objetivo de ocasionar una derrota moral a Rusia y su población, y que fue rápidamente desmontado, sin cumplir el otro objetivo distractivo de las fuerzas rusas estacionadas en el Donbas. Finalmente, en el 2024, con el lanzamiento de acciones ofensivas, lejos de fortalecer sus posiciones defensivas, lo que constituye la causa de la actual situación. Así las cosas, hay muchas disyuntivas domésticas, regionales y globales que no se han materializado aun, por tanto es difícil predecir lo que puede ocurrir en la región.
[1] https://www.csis.org/analysis/hawkish-ai-uncovering-deepseeks-foreign-policy-biases#:~:text=In%20line%20with%20this%20effort,like%20the%20CFPD%20Benchmarking%20project.