Por R. Soberón
El rol marginal del peso internacional de América Latina ha sido una característica a lo largo de los años que van del siglo XXI, salvo eventualidades o hechos anecdóticos: elecciones, acuerdos de paz, cuestiones humanitarias, por dar algunos ejemplos. Hemos aportado poco a la (in) estabilidad global, eurocéntrica o focalizada en Medio oriente o el Sudeste asiático.
Sin embargo, en los últimos meses observamos un acentuamiento de esa marginalidad, debido a las acciones individuales de los principales países. Por otro lado, la institucionalidad construida en el pasado se encuentra herida y con suma fragilidad: aunque por distintos motivos. Sucede con la OEA, la CELAC y UNASUR, encerradas en sus propios dilemas institucionales y políticos.
No somos conscientes de nuestra condición de territorio en disputa de orden geopolítico, económico, comercial, político y militar entre la República Popular China y EE. UU. En todos los casos, se trata de iniciativas que provienen de fuera y no responden a nuestras prioridades (i.e. América Crece o los paquetes financieros chinos). Nos cuesta tremendamente salir de nuestro encajonamiento como “espacio trasero”. Nuestra defensa, comercio, seguridad y democracias suelen ser resguardadas desde fuera. Una visión militarista de la seguridad impide abarcar con una mirada más amplia, los profundos problemas que hay para proteger y conservar la Amazonía sudamericana.
¿Cuáles son los temas más relevantes de la agenda internacional, desde una perspectiva latinoamericana? El del comercio internacional y sus consecuencias positivas y negativas sobre la economía y el bienestar de sus ciudadanos, dependiendo del rol que ocupan. Si son agricultores familiares, trabajadores rurales, o empresarios. En segundo lugar, las relaciones Norte sur, la lucha contra la pobreza, los DDHH y los Objetivos de Desarrollo Sostenible; a propósito, solo el 17% de ellos se encuentran encaminados a su cumplimiento, según el propio PNUD[1].
La extrema atención que los gobiernos latinoamericanos le ponen a las dimensiones domésticas de la pobreza, la criminalidad o la marginación social, impiden ponerle atención a aquellos aspectos de dichos problemas que tienen una dimensión externa. O a sacarle provecho a nuestra condición estratégica de proveedores de biodiversidad, minerales y recursos diversos.
Veamos.
En el caso de México, la prioridad en las relaciones con EE. UU con el que tiene una agenda muy compleja y variada que van desde la migración, el comercio y la seguridad (tráfico de armas, violencia y drogas). El nuevo gobierno de Claudia Schimbaum no van a cambiar mayormente esa dinámica. Por el lado del vecindario, México mantiene malas relaciones diplomáticas con los gobiernos de Ecuador, Perú y Argentina.
En el caso de Brasil, el presidente Lula en su segundo mandato se encuentra condicionado por sus alianzas. Ha optado por priorizar su rol en el frente de los BRICs, antes que asumir un protagonismo hemisférico. Tiene dificultades en la interna con el MERCOSUR, mantiene una política proteccionista y dependiente de los combustibles fósiles.
En el caso de Colombia, el presidente Gustavo Petro ha dirigido una política exterior fundada en los Acuerdos de Paz, liderando causas nobles como la ambiental, la preservación amazónica y la lucha contra el cambio climático. Adicionalmente, se ha pronunciado sobre el tema Gaza y Ucrania, en un tímido intento que no ha sido seguido por sus contrapartes latinoamericanas, salvo eventualmente por Brasil.
En el caso de Argentina, el nuevo gobierno se ha focalizado en su discurso libertario, la reforma económica, conseguir un claro mandato en lo interno y un evidente acercamiento a Estados Unidos, la Unión Europea.
En el caso de Cuba, Venezuela y Nicaragua, por similares motivos, en una posición tratando de reducir las consecuencias de las sanciones unilaterales que penden sobre cada uno de ellos. La institucionalidad generada alrededor del ALBA lucha por subsistir amenazada por los grandes hegemones. Lo que trae a colación la necesidad de recrear las formas y sentidos del régimen democrático, como un modelo unívoco, sujeto a un mismo patrón.
El resto de los países latinoamericanos, incluidos Colombia, Perú, Chile y Ecuador, son más bien testigos de procesos que escapan a su control, con muy poca capacidad de incidir en la marcha de los acontecimientos. Mas bien preocupados por disputas ideológicas entre ellos. Como podemos observar, en estos tiempos encontramos que existe una tímida y escasa vocería en temas de interés comunes al hemisferio. Son más bien impulsos de gobernantes individuales, que buscan un impacto más local que externo. Entonces, queda pendiente el enorme reto de identificar cuáles son los principales puntos de la agenda global desde una perspectiva latinoamericana.
[1] Sustainable Development Goals Report, 2024, https://unstats.un.org/sdgs/report/2024/
5 comentarios
Nuestra prioridad en América Latina debería estar en atender el hambre y la pobreza de la gente, para luego pasar a darle un puesto de trabajo en el sector privado de Latino América, que lo lleve a recobrar la dignidad de ser humano y pueda mantenerse solo, hasta estar listo para acceder al siguiente nivel. El globalismo y la autoridad mundial de NU, OEA, DDHH…, que nadie eligió y hoy quiere imponer su criterio en el mundo, puede esperar a que estemos listos para ese nivel! Mientras tanto, nuestra única tarea en América Latina será la búsqueda de una vida con la calidad que se tiene en Estados Unidos y Europa, para todos: agua y desagüe, educación básica de calidad, atención de salud eficiente, seguridad ciudadana, puestos de trabajo privados, altos ingresos,… El globalismo puede esperarnos!
Estimada Mary Sue, comparto por completo tu análisis. Lamentablemente, los temas de la agenda social han perdido relevancia y en parte los gobiernos latinoamericanos, la comunidad latinoamericana, son responsables por haber perdido vigencia y prioridad. Es bajo ese énfasis, que surge este blog, que quiere discutir, debatir y poner sobre el tapete ciertos temas. Saludos
Buenos días, Mary Sue. Soy el administrador de este blog. Toienes razon en las prioridades inmediatas, pero debes tomar en consideración que desde la aparición de la humanidad se han producido entidades estatales, ciudades estados, monarquías, etc, que han manetinod y seguirán manteniendo relaciones internacionales. Lo que habria que pensar es en como hacemos para que las entidades multiulaterales respondan a nuestras necesidades, como sociedades.
El destino de latinoamérica desde su origen como países «independientes», ha sido ser proveedores de materia prima para la industrialización de europa y Estados Unidos. Ser campo de batalla de guerras, entre nosotros, provocados por intereses económicos de trasnacionales europeas y norteamericanas. Ser globo de ensayo de experimentos sociopolicos. Y ser seguidores de la geopolítica diseñada por otros, dónde no tenemos ni voz, ni voto. Y jamás conseguiremos la unidad latinoamericana, mientras nuestros gobiernos sigan agendas y prioridades agenas y no las muestras, mientras nuestros pueblos vean modelos occidentales y no desarrollemos nuestra propia identidad sobre la base de nuestras raíces culturales.
Hola V>ictor Hugo, tienes toda la razón, el problema ha sido de nuestros diversos gobiernos con poca clasrtidad en el sentido estratégico. Es por ello que surge este blog, para promover la generación de esa conciencia sobre asuntos internacionales desde una perspectiva latinoamericana. Abrazos