Desde su fundación Tratado del Atlántico Norte del 4 de abril de 1949, la OTAN ha devenido de un mecanismo de defensa mutua, en un organismo de carácter expansionista, que trasciende sus objetivos primigenios de brindar seguridad en el Atlántico Norte. El 2024, se cumplen 75 años de existencia, la Guerra Fría “formalmente” ha acabado y sin embargo, la organización mantiene su velocidad expansiva, ha militarizado las relaciones internacionales de los países, ha incrementado la escalada del comercio de armas, una compleja red de alianzas militares y ha puesto nuevamente en riesgo de una confrontación nuclear al mundo.
Aunque en un primer momento surgió como contención a la Unión Soviética en Europa, su misión cambió con el tiempo. Un segundo momento ocurrió con la Guerra en los Balcanes (1990-1995) hasta los acuerdos de Dayton, consecuencia de la ruptura y desaparición de Yugoeslavia, que permitió un bombardeo a Serbia, bajo el concepto de “guerra humanitaria”.
Un tercer momento en el proceso expansivo de la OTAN fue posterior al 2001 y la implementación de la Guerra contra el terrorismo ejecutada principalmente en el Medio Oriente contra los grupos islamistas (Bin Laden, Al Qaeda Al Shabaab y todas sus ramificaciones), que conllevó las invasiones de Afganistán, de Iraq, intervenciones en Siria y Libia, en medio del desarrollo de la “primavera árabe”. El 2003, la OTAN amplió su espectro de acción del muro euro atlántico, al ámbito global. Por otro lado, su militarismo es intensivo en uso y emisión de carbono.
De 12 países suscriptores originales, a 31 actuales miembros de la organización y sigue su proceso expansivo. En la actualidad, los países de la OTAN dan cuenta del 75% del gasto militar mundial, el mismo que asciende a US$ 2.2 trillones anuales. Con solamente un cambio del 5% de ese monto se podrían cubrir los US$ 1000 billones necesarios para revertir la crisis climática.
Según el TNI[1], los militares en el mundo producen el 5.5% de las emisiones con efecto invernadero, solo el 2022 produjeron 1,221 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono. Solamente la OTAN produjo 226 millones de toneladas métricas y el 2028 producirá 295 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono.
Además, la OTAN cuenta y alberga un complejo sistema de bases militares de distinto tipo, incluso fuera de su espacio original, que convergen con la distribución militar que tiene los EE. UU y los países miembros individualmente (España, Francia, Italia, Alemania) en el globo como es el caso de Djibouti. Otra dirección significativa del proceso expansivo se ha dado en Escandinavia, donde el 2022 Finlandia y Suecia iniciaron su proceso de incorporación a la Alianza Atlántica; Noruega ha suscrito acuerdos de defensa cooperativa con EE.UU.
Otro caso significativo es el de Somalia, que recibe el interés económico y militar de EE. UU, y de las empresas que manufacturan armas (Raytheon), por su ubicación estratégica y por sus riquezas petroleras ubicadas en las costas del Océano Indico (Chevron, Exxon Mobil, Shell). Otro caso similar es el de la base de espionaje Pine Gap en Australia, que reporta a la Agencia Nacional de Seguridad.
Solamente, si los 31 miembros de la organización destinaran el 2% de su PBI para gasto militar de defensa (como lo ordenan sus estatutos), emitirían un total de 467 millones de toneladas de dióxido de carbono al planeta, aumentando la responsabilidad del Norte desarrollado por el cambio climático. El 1 de diciembre último, el secretario de la OTAN Jens Stoltenberg participó de la COP 28 en un panel sobre las acciones que realiza su organización para reducir su impacto climático.
La defensa europea sigue dependiente a la OTAN y principalmente a la asistencia de los EE.UU.
La OTAN tiene una lista de “partners” alrededor del mundo, trabaja con aproximadamente 40 países fuera del ámbito europeo, incluyendo global partners como Colombia.
Mientras un aspecto del mainstream se dedica a visibilizar los esfuerzos que realiza la OTAN para enfrentar el cambio climático (focalizada en adaptación)[2], se elude visibilizar el impacto que sus acciones militares tienen, en contra de ese esfuerzo: particularmente la cantidad de emisiones que son consecuencia de su accionar militar alrededor del globo; es lo que se denomina huella de carbono militar.
Lo cierto es que el mundo enfrenta una situación muy endeble e insegura: nueve países con capacidad nuclear se han apartado de sus obligaciones y continúan promoviendo la capacidad destructiva de sus arsenales.
- Documento sobre Crecimiento de la OTAN
chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://centredelas.org/wp-content/uploads/2023/10/Informe_NATOsClimateCrossfire_TNI_StopWapenhandel_TippingPoint_CentreDelas_CAST.pdf
- Video sobre los crímenes de guerra cometidos por General Atomics, productora de drones que actúan contra pueblo somalí:
- Juzgamiento de productores de armas, por parte de Tribunal de Crímenes de Guerra a los Mercaderes de la Muerte:
[1] https://www.tni.org/en/publication/climate-collateral-COP28
[2] https://www.eleconomista.es/energia/noticias/12366554/07/23/la-otan-se-vuelve-verde-y-declara-la-guerra-al-cambio-climatico.html